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Preguntas Frecuentes Sobre El Cáncer Y La Radioterapia

El cáncer es una alteración de las células benignas en su ADN que, a pesar de ello, sobreviven a dicha mutación sin morir y, gracias a ello, desarrollan mecanismos autónomos de supervivencia y multiplicación que las convierten en independientes y “tóxicas” con respecto al resto de las células benignas del organismo. Dicha lesión en el ADN celular resulta de la exposición acumulativa a diferentes agentes de todo tipo y de errores en su reaplicación y, en cierta manera, sigue las propiedades darwinianas de la evolución, pero aplicadas a nivel celular.

En realidad, el cáncer representa muchas enfermedades diferentes, de manifestación muy variada, pero que comparten dichas propiedades comunes oncológicas de supervivencia, invasión local y a distancia e independencia, con respecto a los mecanismos de defensa y protección del resto del organismo (sistema inmune, señales controladoras de células normales), etc.
Esa es nuestra convicción y ese es, de hecho, el objetivo de todos los que trabajamos en ello; no nos conformamos con menos. Sólo con llevar vida sana, evitar el sedentarismo y la insolación, seguir una dieta equilibrada, no abusar del alcohol y no fumar, la incidencia bajaría en un 50%-60%. Asimismo, hay vacunas que ayudan a prevenir algunos tipos de cánceres de origen vírico, y empieza a haber avances en el desarrollo de medicamentos puramente preventivos. Si a eso le añadimos un esfuerzo y concienciación general para lograr la implantación universal del diagnóstico precoz, así como la progresiva optimización de los tratamientos disponibles cuando se aplican de manera individualizada, dentro de lo que se empieza a conocer como Medicina de Precisión en Oncología, los resultados actuales, ya hoy en día, en la lucha contra el cáncer serían realmente espectaculares, con una segura reducción extraordinaria, muy relevante, de la mortalidad derivada del cáncer.

Adicionalmente, el apoyo real, institucional y filantrópico, a la investigación oncológica, básica y clínica, sigue siendo fundamental, ya que hay muchos frentes importantes abiertos al respecto y sólo desde la generosidad de todos se seguirá avanzando en la línea adecuada para, un día no lejano, confío, conseguir dicho objetivo de la curación general del cáncer.
Hay genes de predisposición a algunos tipos específicos de cáncer, que se transmiten con la herencia genética. Es importante subrayar que no son genes de formación de cáncer sino solamente de predisposición: hay personas con genes hereditarios que no llegan a desarrollar dicha enfermedad.

Y viceversa, ya que, por otra parte, habida cuenta la alta incidencia de esta enfermedad en el mundo desarrollado, no es infrecuente que varios miembros de una misma familia hayan pasado un cáncer sin que tengan genes hereditarios conocidos de predisposición al mismo. En estos casos podría ocurrir que los miembros de la misma familia compartan otros factores de predisposición que no son genéticos, como hábitos generales de salud, alimentación, etc.
Se sabe que los hábitos saludables de vida previenen de manera importante su aparición. Sólo con llevar una dieta equilibrada, del tipo de nuestra dieta mediterránea, ejercicio físico moderado diario, no fumar y no excederse con el consumo de alcohol, se generarían menos de la mitad de los tumores malignos. Por otro lado, los chequeos con mamografías, colonoscopias, y revisiones médicas, de acuerdo a las recomendaciones de la OMS, previenen en muchos casos la aparición del cáncer en estado avanzado, y el detectarlo cuando todavía está localizado y es pequeño facilita sobremanera su curación.
Me parece que la interpretación que se ha hecho de dicho trabajo científico, a nivel más popular, no es la más adecuada. Dicho artículo viene a hablar de que aquellos órganos cuyas células madre se dividen con más frecuencia, tienen más riesgo intrínseco de desarrollar un cáncer, por tener más probabilidades de errores genéticos de su ADN al dividirse e intenta cuantificar el peso de los factores conocidos y desconocidos generadores de mutaciones pro-cancerígenas. Pero tiene sesgos diferentes en los que enmarcar sus conclusiones (no se analizan tumores muy frecuentes, ni poblaciones variadas, por ejemplo). Pero hablar de mala o buena suerte con respecto al cáncer, no me parece lo más adecuado, y, por otro lado, puede dar lugar a la equivocación de llegar a pensar que su aparición es inevitable y dependiente del azar en cada persona, cuando la realidad es que podemos hacer mucho por bajar nuestro riesgo individual de padecerlo.
Normalmente, aquellos que producen menos sintomatología o sintomatología menos florida en sus etapas iniciales, que es cuando, si se diagnostican entonces, son más fácilmente curables. También aquellos que, por su menor incidencia, hay menos esfuerzo general y mayor dificultad en el desarrollo de nuevos medicamentos y estrategias terapéuticas adecuadas. Por lo demás, estamos atravesando una década increíble en cuanto al desarrollo de fármacos innovadores antitumorales que están teniendo un impacto positivo en los resultados terapéuticos en prácticamente todos los tipos de cáncer.
Por supuesto. Llevado al extremo, si fuésemos capaces de detectar el cáncer cuando sólo afecta a un “puñado” de células, su erradicación sería más bien sencilla. Esta área, la de detección precoz del cáncer, es de las más prometedoras en cuanto a potencial impacto en la cura del cáncer, y perfectamente abordable, incluso con mentalidad cortoplacista, desde los desarrollos tecnológicos tan espectaculares que estamos teniendo en los últimos años.
Desde la lucha proactiva del paciente y su entorno, lo cual implica información veraz y positividad de planteamientos, siempre se alcanzan mejores resultados terapéuticos objetivos y, también, en la esfera subjetiva personal. Hoy en día los nuevos tratamientos no producen los efectos secundarios del pasado, o los sabemos tratar mucho mejor. Ya no existe la “leyenda negra” de la quimioterapia en la mayor parte de los casos, si bien es cierto que no son tratamientos exentos de toxicidad. Dicho lo cual, y sin obviar que la vivencia personal de una enfermedad grave suele conllevar cierto sufrimiento por la potencial trascendencia de la misma, la realidad es que se puede ser perfectamente feliz y llevar una vida prácticamente normal con esta enfermedad en los casos en los que los tratamientos son efectivos, escenario cada vez es más frecuente.

Diré cinco: prevención, detección precoz, biomarcadores, terapia de precisión personalizada e inmunoterapia. Y añado un desafío: ser capaces de hacer sostenibles los tratamientos y estrategias contra el cáncer. Actualmente, el elevado precio que conllevan hace imposible su universalización, con lo que más que impactar en la lucha global contra el cáncer, impactamos en el cáncer de la población y países pudientes, una minoría en realidad.
¿Cómo debe afrontar su día a día un paciente que ha superado la enfermedad? ¿Puede recuperar su calidad de vida al cien por cien?
No sólo se puede recuperar la calidad de vida previa, sino que el hecho de haber superado una enfermedad potencialmente mortal como es un cáncer, muchas veces ayuda a reorganizarse y revisitar los planteamientos personales previos, la escala de valores y el enfoque vital de cada uno. Las personas que superan un cáncer (lo cual ocurre en cerca del 60% de los casos diagnosticados), además de tener una capacidad renovada para enfrentarse a los problemas del día a día, suelen ser más “disfrutones”, aprecian más la belleza y oportunidades del día a día y se suelen agobiar menos con las inconveniencias menores que, en general, son las que más habitualmente nos amargan el ánimo y disposición en este mundo tan frenético que vivimos.
La radioterapia es la utilización de radiación para el tratamiento de diferentes enfermedades, fundamentalmente el cáncer. Puede administrase sola o en combinación con quimioterapia o cirugía. Se trata de un tratamiento local, administrado en una zona concreta del cuerpo y por tanto sus efectos positivos (destrucción, disminución o prevención de la reaparición del cáncer) o negativos (inflamación de órganos sanos) solo se presentan en esa zona concreta del organismo.
Hoy la radioterapia se administra con distintas tecnologías y en distintas modalidades de tratamiento, en función de las características del tumor y de la situación clínica del paciente. Existe una relación entre los avances tecnológicos y el resultado del tratamiento, así como en la disminución de los efectos secundarios.
Una sesión de radioterapia se realiza con el paciente acostado, se trata de una maquina abierta que no produce sensación de agobio o claustrofobia. Los especialistas han diseñado previamente como administrar la radiación para tratar el tumor y proteger los tejidos sanos, sobre una serie de pruebas de imagen (TAC, RM, PET) que se han realizado para conocer la ubicación y extensión del tumor o de la zona en la que se quiere evitar la reaparición del tumor.

La máquina está controlada, en los aceleradores lineales actuales, por sistemas informáticos que aseguran la calidad de los tratamientos y siempre con la supervisión de un equipo formado por técnicos, radio física hospitalarios y médicos especialistas en oncología radioterápica.
La radiación no produce ninguna sensación cuando se administra, es lo más parecido a hacerse una radiografía o un TAC. En algunas técnicas como la radiocirugía cerebral es preciso colocar un sistema guía que se ancla al cráneo del paciente para asegurar la precisión del tratamiento. Hoy día, los equipos más modernos lo han sustituido por una máscara termoplástica diseñada a la medida de cada paciente y altamente tolerable
No quema, ni duele. Siempre se necesitan unos márgenes de seguridad para asegurar que el tumor recibe la dosis adecuada de radiación y eso puede provocar secuelas en los tejidos cercanos al tumor. En los equipos más modernos, estos márgenes se han reducido y contamos con una precisión inferior a la décima de milímetro, preservando los tejidos sanos. Es posible que tras el tratamiento la piel de la zona reaccione con una irritación, que puede serle más o menos molesta, pero que calmamos administrando crema.
En algunos tumores, la radioterapia se administra en combinación con quimioterapia para asegurar una mayor eficacia y la destrucción del tumor. A diferencia de la quimioterapia –que se extiende por todo el cuerpo-, la radioterapia es un tratamiento dirigido únicamente a la zona en la que se encuentra el tumor.
La radioterapia externa no hace que el paciente desprenda radiactividad porque no es un tratamiento radiactivo. Por lo general, puede retomar su rutina después de la sesión, puede convivir con sus familiares y amigos sin ningún inconveniente.
La Radioterapia de Intensidad Modulada (IMRT) es una modalidad avanzada de radioterapia de alta precisión que permite irradiar tumores con un mínimo daño al tejido sano mediante la utilización de incidencias de campos con intensidad de dosis no uniformes en el volumen blanco. La ventaja fundamental de la IMRT es la reducción del volumen de tejido sano expuesto a dosis altas de irradiación, lo cual nos permite la escalada de dosis en el tumor con mínima toxicidad aguda.

En oncología se conoce desde hace tiempo la efectividad de la radioterapia para la erradicación de la mayoría de los tumores. Los avances tecnológicos nos permiten obtener mejores resultados basándonos en las siguientes premisas:

dosis más altas de irradiación incrementan el control locorregional de la enfermedad
un mayor control locorregional de la enfermedad se traduce en un aumento de la supervivencia
la utilización de técnicas avanzadas nos permitirá administrar dosis más altas disminuyendo la incidencia de efectos secundarios a largo plazo. En ocasiones el efecto beneficioso de la radioterapia es anulado parcial o totalmente por las complicaciones producidas por la misma en los tejidos sanos que impiden completar el esquema terapéutico.
Las principales indicaciones de la IMRT serían:

el volumen blanco tenga una forma irregular y encierre estructuras críticas que deben ser protegidas
el volumen de interés deba ser cubierto con márgenes estrechos para adecuar la protección de las estructuras inmediatamente adyacentes
una zona cercana haya sido previamente irradiada y las puertas de entrada de los campos deban ser establecidos con alta precisión
si se han probado maniobras para reducir los márgenes de GTV, CTV y PTV y no son suficientes para conseguir una aceptable distribución de dosis
el volumen blanco sea cóncavo y los órganos críticos estén dentro de la concavidad
planificar escalada de dosis
se pretende administrar dosis distintas a volúmenes blancos diferentes dentro de una misma planificación

Cáncer de próstata: hay evidencia científica para afirmar que en el cáncer de próstata la tasa de control local uy supervivencia libre de enfermedad depende de la dosis. La tasa de control tumoral aumenta en forma proporcional al aumento de la dosis. Los estudios con IMRT demostraron la posibilidad de escalar dosis con excelente cobertura de toda la próstata y además se logró bajar significativamente la dosis en recto, vejiga y cabezas femorales. Sin embargo, es necesario aplicar criterios racionales para la selección e indicación de IMRT, considerando la relación costo/beneficio.

Cáncer de pulmón: la IMRT permite escalada de dosis y mayor protección del esófago, médula espinal, pulmón sano y corazón.

Cáncer de mama: la IMRT puede ser superior a la 3D-CRT cuando además del volumen mamario es necesario irradiar los ganglios regionales supraclaviculares, axilares y mamarios internos.

Cáncer de cuello uterino y endometrio: la IMRT permite disminuir la toxicidad rectal, vesical e intestinal.

Cáncer de cabeza y cuello: la IMRT ha demostrado beneficio en la calidad de vida. Por la complejidad anatómica de las regiones de la cabeza y cuello, los tumores siempre están próximos a las glándulas salivales, oidos, ojos y SNC. La xerostomía produce enfermedades secundarias en la dentadura, alteraciones en la masticación y deglución. La IMRT protege la glándulas salivales en más del 60% de los pacientes.

Tumores del Sistema Nervioso Central: no se ha demostrado mejor supervivencia en tumores de mal pronóstico y corto tiempo de supervivencia como el glioblastoma multiforme. Pero debería indicarse en tumores con larga expectativa de vida para disminuir secuelas del SNC.
La braquiterapia coloca fuentes radiactivas adentro del paciente en forma temporaria o permanente para dañar el DNA de las células cancerosas y destruir la capacidad de dichas células para dividirse y crecer. Le permite a su doctor utilizar un alta dosis total de radiación para tratar una pequeña área en menos tiempo que la radioterapia convencional de haz externo. La braquiterapia se utiliza para tratar cánceres en todo el cuerpo.

Su doctor le dará instrucciones específicas en base a su tratamiento. Lo podrían someter a un pretratamiento con ultrasonido, una RMN, una TC, una análisis de sangre, un electrocardiograma (ECG) o una radiografía de pecho, y su doctor podría utilizar un programa de computación para diseñar su terapia antes de que comience.

En qué consiste la braquiterapia y cómo se usa
La braquiterapia es un término que describe procedimientos ampliamente variables con niveles variables de capacidad invasora. Los pacientes deben conversar con sus respectivos oncólogos radioterapeutas sobre los detalles específicos de este procedimiento.

La braquiterapia es un tipo de terapia de radiación usada para tratar el cáncer. La radioterapia utiliza un tipo de energía llamada radiación ionizante, para matar a las células cancerosas y hacer encoger los tumores.

La radioterapia externa (EBT) involucra haces de rayos X de alta energía, generados por una máquina, que son dirigidos hacia el tumor desde fuera del cuerpo. La braquiterapia involucra la colocación de un material radioactivo directamente dentro o cerca del tumor.

La braquiterapia, también llamada terapia de radiación interna, permite al médico usar una dosis total más alta, para tratar a un área más pequeña, y en menor tiempo que con el tratamiento de radioterapia externa.

La braquiterapia se usa para tratar cánceres en todo el cuerpo, inclusive los de:

próstata – ver la página «Cáncer de próstata»
cerviz
cabeza y cuello – ver la página «Cáncer de cabeza y cuello»
piel
seno – ver la página «Cáncer de seno»
vesícula biliar
útero
vagina
pulmón
recto
ojo
La braquiterapia puede ser temporal o permanente.

En la braquiterapia temporal se coloca material altamente radioactivo dentro de un catéter o tubo delgado, por un tiempo específico, y luego se remueve. La braquiterapia temporal se puede administrar a tasa de dosis baja (LDR) o tasa de dosis alta (HDR).

En la braquiterapia permanente, también llamada implantación de semillas, se colocan semillas o gránulos (como del tamaño de un grano de arroz) en, o cerca del tumor, donde se quedan permanentemente. Tras varios meses, el nivel radioactivo disminuye hasta desaparecer. Las semillas inactivas quedan dentro del cuerpo, sin ningún efecto duradero sobre el paciente. En algunas ocasiones, estas semillas metálicas inactivas pueden activar los detectores metálicos en los puestos de seguridad de los aeropuertos.
Es una terapia ambulatoria, no invasiva, aplicable a todas las patologías oncológicas tratables con radiaciones. Actualmente es utilizada como tratamiento estándar en los centros internacionales más avanzados. El gran desarrollo experimentado en el campo de las Técnicas de Imágenes en Medicina, conjuntamente con nuevas computadoras de enorme velocidad de procesamiento y manejo de información, así como la implementación de complejos modelos físico-matemáticos para los cálculos de interacción de las radiaciones con la materia, han dado lugar a una nueva era en Radioterapia.

Con la técnica de Radioterapia Conformacional con Planificación Virtual Tridimensionada se reproduce una imagen exacta del tumor y los órganos vecinos de modo que la radiación conforme el contorno exacto del área de tratamiento, logrando optimizar la acción sobre la zona a tratar sin afectar el tejido sano, dando como resultado una disminución drástica de efectos colaterales.

Mediante un complejo proceso se asegura la óptima cobertura del blanco, cualquiera sea su forma, con radiaciones de alta energía. La verdadera visualización tridimensional del tumor en la computadora, con la consiguiente reconstrucción espacial de las estructuras anatómicas de interés y las distribuciones de dosis volumétricas producto de los diversos campos de radiación empleados, permiten concentrar altas dosis terapéuticas en el tumor con mínimo compromiso de los órganos vecinos.